sábado, 20 de julio de 2013

De YPF, chevron y las indignaciones que abundan


Vaca muerta y las entrega de nuestra soberanía por parte de los K

En estos días que corren se escucharon y leyeron muchas opiniones en contra del reciente decreto para fomentar la búsqueda y producción de petróleo (decreto 929, régimen de promoción de inversiones).

Nunca esta de más aclarar 3 cosas:

1.- El mensaje de atraer inversiones y capitales por parte de los economistas politólogos y periodistas liberales es una falacia, como necesidad absoluta para alcanzar el desarrollo, no obstante, en determinados momentos históricos y en determinados rubros que discrecionalmente a modo estratégico desea desarrollarse pueden ser necesarios.

2.- Esas inversiones, la que ciertos países necesitan en determinados rubros, suelen ser en la mayoría de los casos de mediano o largo plazo, en consecuencia e indefectiblemente, hay que ofrecer algún beneficio a cambio, nadie va a venir a poner plata en este caso en Argentina, si no va a obtener beneficios y no va poder llevarse el dinero de la inversión en un plazo prudencial, es mas que claro que sino, de lo que en realidad estaríamos hablando, es de una donación de capitales y no de inversiones.

3.- El capital desde una óptica económica heterodoxa es todo aquello que permite mejorar la eficiencia de la producción, y en consecuencia, esto puede ser equipamiento o maquinarias, conocimiento o capital liquido (dinero que permita comprar el equipamiento o la maquinaria o el conocimiento necesario para ampliar la producción), cuando hablamos de capital, no hablamos solo de divisas.

¿Que diferencia habría en este caso del acuerdo con chevron y la venta de YPF en los 90?.

En ese momento, en la venta de YPF, se vendió casi la totalidad del paquete accionario de la compañía, con todos sus activos (históricos, equipos, propiedades, empleados con sus experiencias y conocimientos, vehículos, estaciones de servicio, reservas de gas y petróleo probadas, refinerías, destilerías, etc). Y se crearon las condiciones, para que las acciones que quedaron en manos de las provincias, de empleados, o la acción de oro que se quedo el estado nacional no tengan poder de decisión y deban ser enajenadas en un futuro cercano.

El precio al que se vendió fue un precio inferior al precio real de mercado, y en parte eso se debió a que se subdimensionaron las reservas comprobadas que hasta ese entonces YPF tenia, producto de años de exploración y una administración estrategica de las reservas comprobadas y del circuito exploración-extracción-comercialización.

Y quienes compraron YPF tuvieron la libertad de exportar sin restricción alguna, los hidrocarburos que sobrarían, fruto del proceso de  reducción de la producción y el consumo que se operaria en el país de forma intencional.

Durante el periodo 1990-2002, tendió a sobrar la energía, y se resolvieron los problemas de abastecimiento energético (cortes, de luz y baja tensión), debido a que el desempleo aumento en forma constante y sostenida, el poder adquisitivo de la población también, las empresas que cerraron sus puertas (principalmente pymes) fueron aumentando en forma constante y sostenida.

Es decir cada vez mas gente y mas empresas usaban menos energía.

Durante las privatizaciones de los 90 se permitió a los capitales internacionales, comprar acciones, o bienes de empresas estatales en liquidación, con bonos de la deuda externa Argentina con muy bajo valor de mercado, considerando su valor nominal, YPF claro esta, no fue la excepción.

Esto es, si alguien tenia un bono de la deuda Argentina, cuyo valor nominal era de $1000 y estaba proximo a vencer, fruto de las sucesivas compra ventas de esos bonos en los mercados extremadamente especulativos en que cotizan, su valor de mercado era del 10% al 25% de su valor nominal, es decir, valía entre $150 y $250. Pese a ello, el estado los considero como parte de pago para las empresas en vias de liquidación a valor nominal.

Esto desato una proceso orgiástico de compra venta de bonos de la deuda Argentina por parte de quienes querían entrar a los negocios de los ex servicios públicos o empresas estatales, ya que cada bono de $1000 (u otros valores nominales), que yo comprara a $250, el estado me lo reconocería a $1000.

Se suele recordar la estatización de la deuda privada por parte de la dupla cavallo-melconianen 1982 (durante la dictadura) como mecanismo de transferencia de riqueza del estado a particulares, pero merece un estudio importante estas maniobras llevadas adelante durante el proceso mencionado.


¿Que diferencias tendríamos con el caso actual?.

1.- No se le esta vendiendo una empresa, ni un territorio, ni bienes, ni personal, ni nada por el estilo.

2.- El beneficio máximo es recién a los 5 años, donde podrían exportar libremente con disponibilidad del 100% de las divisas.

3.- El beneficio solo es valido para el 20% de lo extraído, el 80% restante no, y solo será exportado si el mercado interno no lo necesita, sino deberán venderlo localmente.

4.- De el total de la zona referenciada como vaca muerta (30.000 km2 aprox), solo es parte del proyecto, un área de 395 Km2, poco mas del 1% del total.

5.- Chevron no lo explotara sola, sino asociada con YPF, quien ya tienen pozos e inversiones, alli funcionando, esto en parte corrige la imposibilidad histórica por parte del estado de fiscalizar y controlar lo que las petroleras privadas hacen en sus áreas de influencia operando solas.

6.- Lo que hay para extraer, una de las principales reservas de shale gas y petróleo del mundo, se debe hacer con una tecnología (equipo y know how) que Argentina no posee, por eso no puede hacerlo ypf sola y obtener resultados considerables en el corto plazo.

7.- El ingreso a estos procesos productivos, esta abierto a quienes quieran ingresar previa inversión o compromiso de inversión de U$S1000 millones.

8.- Esos mil millones de dólares, siendo una región que no tiene nada, ni pozos, ni equipo, ni gente, serán dada la definición de capital del principio de esta nota, capitales reales y genuinos y no divisas que compran a precio vil, activos nuestros.

Luego, las contradicciones de los opinologos estrellas, economistas, políticos y ex secretarios de energía, ya las mostraron incansablemente los programas de archivo, de tendencia oficialista.

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