En la presente nota, se desarrollara brevemente la idea
de matriz energética y se comenzaran a tratar los problemas que tiene asociado
un cambio en dicha matriz por mecanismos de generación mas amigables con el
medio ambiente.
“La matriz energética se refiere a una representación
cuantitativa de toda la energía disponible, en un determinado territorio,
región, país, o continente para ser utilizada en los diversos procesos
productivos, de transporte, o para consumos hogareños.
Un concepto semejante es el de Oferta Total de Energía
Primaria (OTEP), usada por ejemplo por la CEPAL.
El análisis de la matriz energética es fundamental para
orientar la planificación del sector energético con el fin de garantizar la
producción, la seguridad energética y el uso adecuado de la energía
disponible.”
La definición previa, corresponde a la siguiente fuente:
Podríamos decir, que la matriz energética de un país, es
el conjunto de fuentes de energía de las que ese país dispone, y que es pasible
de ser analizada desde dos ópticas, la matriz de generación primaria, y la
matriz de generación secundaria, retomando ambos conceptos de la nota anterior.
Resulta interesante destacar que dicha matriz energética,
determina la oferta total de energía de
la que dispone el país analizado.
Pero dado que dicha oferta de energía y de las
condiciones y precio en que dicha energía se brinda, existe también en
consecuencia una matriz de consumo energético en el país.
Esta no solo debe analizarse según el tipo de energía
secundaria consumida (debe notarse que las energías de generación secundarias
son las consumidas, y no las primarias, no se consume la energía eolica, se
consume la energía eléctrica, generada mediante aerogeneradores), sino también,
según los sectores que las consumen.
En cuanto a consumo energético, se puede decir que hay 4
grandes rubros, alimentación, producción, transporte y calefacción.
Y también podemos clasificar el consumo en industrial,
comercial y hogareño.
En términos de energías secundarias, una de las mas
importantes, y sin la cual la vida moderna no seria comprensible, es la energía
eléctrica, la que según lo antedicho, es una energía de generación secundaria.
Esta se utiliza en industrias como fuerza motriz, en
comercios para iluminación principalmente, y en hogares tanto para iluminación
como para calefacción y uso de electrodomésticos diversos.
La matriz de energía eléctrica de la Republica Argentina,
se compone de la siguiente manera:
Aproximadamente un 57% es de generación térmica, es decir
se produce electricidad quemando gas oil, fuel oil, gas natural, etc,
tecnológicamente, las mas avanzadas son las denominadas centrales de ciclo
combinado.
Un 39% corresponde a centrales hidroeléctricas, las dos
principales represas del país son, en primer termino Yaciretá, y en segundo
termino, el complejo Chocon-cerros colorados.
El 4% restante es nuclear, aunque podríamos extraer un 1%
entre todos que podría ser asignable a las generaciones de otros tipos que
resultan marginales (eolica, solar, etc).
El siguiente informe da un buen panorama al respecto:
En cuanto a matriz de producción de hidrocarburos, según
la siguiente nota de voces del Fénix, Argentina produjo 18,29 millones de
metros cúbicos de combustibles líquidos, 12,14 millones de metros cúbicos de
gas oil, y 6,15 millones de metros cúbicos de Naftas.
Desde la óptica de los defensores del medioambiente, se
hace hincapié sobre como generar energías limpias para solventar el consumo,
desde la óptica económica, en la actualidad se dan distintas opciones para
intentar garantizar el autoabastecimiento.
Ambas miradas, que resultan validas, solo trabajan una de
las caras de la cuestión energética, la oferta, que paradójicamente, su
desarrollo es de largo plazo.
Es hora de que comencemos a considerar la opción de
trabajar sobre la demanda energética, como forma de lograr impactos mas
importantes y mas rápidos sobre todos los problemas económicos y medioambientales
derivados de la cuestión energética.
En la próxima nota, se realizaran algunos cálculos
simples que demostraran el gran impacto que tendría, tanto medioambientalmente
hablando, como económicamente desde la óptica del déficit de balanza comercial
fruto de la cuestión energética, trabajar sobre la demanda..
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