Esta nota abre un capitulo nuevo en las publicaciones de
este blog, la historia es la cantera en la que los pueblos deben encontrar el
origen de sus problemas y sus males y como toda cantera o mina debería ser
remediada.
Lejos estamos los Argentinos y Latinoamericanos de de
haber agotado la cantera de nuestra historia, como dicen algunos historiadores
para diferenciar a los países desarrollados de los en vías de desarrollo, los
primeros tiene resuelta su cuestión nacional, los otros no.
Citando a Galasso para comprender la importancia de la
historia, en alguna conferencia le oí decir que “La Historia es La Política
pasada y La Política es La Historia futura”.
Y como la historia siempre suelen escribirla los que
ganan, siempre es tiempo de revisionismos, los Argentinos deberíamos
preguntarnos porque ciertos sectores conservadores hicieron tanto revuelo al
crearse el instituto de revisionismo histórico Manuel Dorrego, ¿hay cuestiones,
sucesos, hechos en nuestra historia que deben mantenerse ocultos acaso?.
La presente nota en realidad sera la transcripción de
fragmentos de una nota periodística publicada en la revista que sucedió en 7
días, la numero 177 de abril de 1958 escrita por Arturo Jauretche (*) motivado
por un episodio de desobediencia de edecanes.
La misma da una visión sobre el rol de las fuerzas
armadas como fuerzas al servicio del pais. Una futura nota relacionará conceptualmente estas ideas vertidas con 3 sucesos y los procesos recientes que
los mismos desencadenaron.
Fragmentos de la nota: Periodismo y edecanes.
Mentalidad castrense…… y “de las otras”.
Arturo Jauretche Numero 177 de la revista que sucedió en
7 días abril de 1958.
(…) Los grandes
ejemplos:
Hace pocos días he visitado a Luis Alberto de Herrera, en
Montevideo. Este hombre que es el último testimonio vivo de la patria grande,
tiene allí, junto a las banderas gloriosas de la misma, en recuadro, la ultima
proclama de Francisco Solano Lopez. Voy a reproducirla para que en esta ridícula
comedia que estamos presenciando, en este paso de sainete a que se esta conduciendo a quienes tendrían
que ser los representantes vivos de una tradición heroica, se tenga idea de lo
que es un soldado.
Ultima proclama del Mariscal Francisco Solano Lopez
escrita en la víspera de su muerte:
“Si los restos de mis ejércitos me han seguido a este
final momento es que sabían que yo, su jefe, sucumbiría con el ultimo de ellos
en este ultimo campo de batalla. El vencedor no es el que se queda con vida en
el campo de batalla, sino el que muere por una causa bella. Seremos
vilipendiados por una generación surgida del desastre, que llevara la derrota
en el alma, y en la sangre, como un
veneno, el odio del vencedor. Pero vendrán otras generaciones y nos harán
justicia aclamando la grandeza de nuestra inmolación. Yo seré más escarnecido
que vosotros, seré puesto fuera de la ley de dios y de los hombres. Para ir
creciendo a los ojos de la posteridad para ser lo que necesariamente tendré que
ser en las paginas de la historia. Primero de Marzo de 1870. Firmado: Francisco
Solano Lopez”.
Así escribió Solano Lopez. Dejo la espada un minuto para
hacerlo, y la tomo de nuevo. Cuando la soltó, estaba muerto, muertos sus hijos,
muerto su pueblo. Pero ahora esta en la historia como el dijo “Para ser lo que
necesariamente tendré que ser”.
¡Que venga un chuchumeco de la pluma y escriba eso!¡Y que
venga un soldado y lo viva y lo muera! Porque
esto lo escribió un soldado, en el ultimo metro de su tierra patria y sobre el
filo mismo de la historia. Porque para escribirlo, vivirlo y morirlo, hace
falta ser soldado desde las uñas de los pies hasta la punta del pelo, tener
sangre de soldado, aliento de soldado, vísceras de soldado, carne y huesos de
soldado y sentir la patria, su ayer, su hoy, su mañana, sus hombres, sus
mujeres sus niños, como la única verdad como la definitiva razón de ser de la
existencia. No es arte literario, porque
este arte requiere en el alma esa
decisión de morir que es previa a la decisión de matar en el soldado. La vocación para morir es el fundamento de
la milicia, y la vocación para matar solo una consecuencia de ella; es lo
que distingue al soldado del matón o del
esbirro. Porque estos son ventajeros que usan la superioridad de arma o de
posición, después de haber excluido el riesgo y el riesgo, la casi certidumbre
de pagar la vida con la vida, es lo que distingue a unos y a otros.
Y el sentido de la misión.
La oportunidad de
la historia
Pero si es talvez la ultima oportunidad para que los
soldados vuelvan a ser soldados, cosa que vuelvo a repetirlo, no es la misión
especifica según la entienden, los
artistas políticos que administran el negocio militar llevándolo y trayéndolo
para su uso. La misión especifica es custodiar la soberanía y la grandeza de la
Nación que no es lo mismo que custodiar gobiernos, democráticos o no, ni
voltearlos democráticos o no, pero puede serlo también, en uno o en otro caso,
pero solo por cuestiones de soberanía y grandeza y en función del sentir pleno
de la colectividad con que se hermana como instrumento de sus realizaciones en
la fuerza.
Parecen sutiles las distinciones. Pero son muy fáciles de
entender y las entenderán los soldados que son soldados. No los que tienen alma
de policía o de aprovechadores y ventajeros. Es una cuestión de espíritu, una
cuestión de vocación, es algo tan difícil de decir porque esta, antes que en el
plano de la conciencia, en el plano del sentimiento, y hace la ética de una
profesión que es servicio y no oficio.
San Martin lo dijo casi con las palabras que empleo
después Solano Lopez en su certidumbre de la historia. “Serás lo que debas ser,
o sino, no serás nada”, a la mayoría de los civiles, sobre todo los doctores,
no les resulta claro el concepto; es casi una petición de principios. Sin
embargo es perfectamente inteligible para el sacerdote. Tanto como para el
sacerdote para el soldado. Toda la cuestión esta en cada uno. ¿Cuál es su misión
en la vida?, ¿es servicio o es oficio?, eso es todo. Ser lo que se debe ser
soldado, o no serlo. ¿Ser soldado es una profesión como la de medico,
ingeniero, empleado de banco o comerciante?, ¿O es otra cosa?, ¿es oficio o es
servicio?.
(…)Porque todo el problema consiste exclusivamente en
eso: La conciencia de la misión. Si no hay esa conciencia no hay misión específica.
Estén en los cuarteles, en las naves o en los aeródromos, o estén en el
gobierno, si no hay concepto de los que es servicio y no oficio no habrá misión
especifica. La misión especifica no consiste en abstenerse de la política o en
hacerla; intervenir o no intervenir en la formación de gobiernos. Eso es lo que
los desvirtuadores de la misión específica llaman misión especifica, y que
varia según sus conveniencias: Pasarse la vida aceitando las armas o
limpiándolas después de haberlas utilizado en esa clase de política. La misión específica consiste en servir una
política. Pero no la de los partidos, de las facciones y mucho menos la de los
intereses económicos o políticos que se señalan desde afuera por esos mismos
periódicos políticos o consejeros. Servir la política de la Nación.
¿Misión o profesión?
¿Servicio u oficio?
También parece sutil esta diferencia, pero la sutileza no
existe cuando se sabe lo que es servicio. Cuando se es soldado. No se equivoca
el sacerdote sobre el servicio de dios. No se equivoca el soldado sobre el
servicio de la patria. Pero hay que ser sacerdote o soldado de verdad. Para no
equivocarse simplemente basta tener la
vocación de servicio. No es el uniforme lo que hace al soldado como no es la
sotana lo que hace al sacerdote. Eso esta dentro de cada soldado y de cada sacerdote
y lo guía. Y guía el cuerpo al que pertenece.
(…)Yo creo que esta nota no puede ser comprendida por
todos los que visten uniforme. Pero la comprenderán los que verdaderamente son
soldados. Y eso basta. Y creo que este episodio, uno de tantos, no es mas que
una evidencia del intimo conflicto de las fuerzas armadas: Servicio u oficio, misión
o profesión.
Según se decida, se habrá decidido también ese enunciado
de Assis de Chateaubriand: DEPENDENCIA O MUERTE O INDEPENDENCIA O MUERTE. Solo
que en el primer caso no hay peligro de muerte sino para los que se opongan a
la dependencia: habrá un oficio cómodo y con ventaja. En el segundo, habrá
servicios con todas sus incomodidades y riesgos. Pero con la alternativa de la
gloria que un tiempo fue la única vocación de la milicia.
(*) Forjando una Nación, Ediciones UNLa, Abril del 2007.
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